
Nayarit resguarda uno de los patrimonios arqueológicos más vastos y enigmáticos del Pacífico Mexicano, con más de 842 sitios registrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Este legado, disperso por municipios como Santiago Ixcuintla, Tuxpan, Ruiz, Rosamorada, Compostela, Bahía de Banderas, Jala y Ahuacatlán, revela la profundidad cultural de una tierra que fue cuna de civilizaciones avanzadas y centro de intercambio comercial entre el norte y el sur de Mesoamérica.
Entre estos tesoros destaca Los Toriles, ubicado a solo nueve kilómetros del Pueblo Mágico de Ixtlán del Río, considerado la joya arqueológica de Nayarit. Con una extensión de más de 80 hectáreas, fue una urbe en constante crecimiento durante el periodo Clásico (alrededor del año 400), célebre por su planeación urbana, sus templos y palacios, y por poseer uno de los pocos templos circulares dedicados a Ehécatl-Quetzalcóatl. Sus célebres Tumbas de Tiro, de hasta 16 metros de profundidad, son testimonio de la complejidad arquitectónica y simbólica de sus antiguos habitantes.
Otro sitio imperdible son los Petroglifos de Altavista, en Chacala, municipio de Compostela. Estas enigmáticas figuras grabadas en piedra, que datan del 300 a.C. al siglo XVI, son atribuidas a los Tecoxquines o a la tradición Aztatlán, y representan un conjunto ritual de profundo significado espiritual. Aún hoy, el lugar —también conocido como La Pila del Rey o El Santuario— sigue siendo un espacio ceremonial para comunidades Wixárikas, que mantienen viva la conexión ancestral con la tierra y sus símbolos.
Otros vestigios notables completan el mosaico histórico de Nayarit: Amapa en Tuxpan, con esculturas antropomorfas y zoomorfas; El Chanal en Santiago Ixcuintla, con pinturas rupestres; Los Coamiles en Rosamorada; Las Pilas y El Ixtle en Compostela; El Cerrito en Jala y El Palmar en Ahuacatlán, todos con expresiones artísticas únicas. Cada uno de estos sitios revela fragmentos de la vida, las creencias y la creatividad de los antiguos pueblos nayaritas.
Estos espacios arqueológicos, junto con las playas, Pueblos Mágicos y gastronomía de Nayarit, conforman un mosaico cultural que refuerza su posición como el destino más completo del Pacífico Mexicano. Proteger, estudiar y difundir estos tesoros es vital para preservar la memoria de las civilizaciones que dieron forma a “la tierra del eterno retorno del sol”.