Fotografia: Redaccion RI.
La Secretaría de Salud ha emitido una alerta epidemiológica tras el registro de 19 casos de infecciones por Klebsiella oxytoca en varios hospitales del país. Este brote ha encendido las alarmas en las autoridades sanitarias, quienes advierten sobre la gravedad de las infecciones provocadas por esta bacteria, especialmente en pacientes con sistemas inmunológicos comprometidos.
La Klebsiella oxytoca, una bacteria gram-negativa y aerobia, se encuentra comúnmente en el tracto gastrointestinal de humanos y animales, así como en el medio ambiente. Sin embargo, su capacidad para causar infecciones severas, combinada con la creciente resistencia a antibióticos, la convierte en un problema de salud pública de primer orden.
La alerta se originó tras la notificación de infecciones en tres unidades médicas de segundo nivel de atención materno-infantil en el Estado de México, reportadas el 28 de noviembre. Al día siguiente, se contabilizaban ya 19 casos en cuatro hospitales, siendo la mayoría de los afectados niños menores de 14 años, con un número alarmante de neonatos que recibieron nutrición parenteral.
Las investigaciones iniciales apuntan a una posible contaminación en la administración de nutrición intravenosa, un método crítico que proporciona nutrientes a quienes no pueden alimentarse de manera convencional. En respuesta, la Secretaría de Salud ha implementado medidas rigurosas para contener el brote, incluyendo el reforzamiento de la vigilancia epidemiológica y la atención integral a los pacientes.
Las personas más vulnerables son aquellas en edad pediátrica que han recibido nutrición parenteral en unidades de salud desde el 18 de noviembre. Los síntomas a los que deben estar atentos incluyen fiebre, taquicardia, y cambios en la piel, entre otros.
Como parte de las medidas preventivas, la Secretaría ha instado a los centros de salud a adoptar estrictos protocolos de esterilización y desinfección, así como a limitar el uso de catéteres intravasculares solo a lo necesario.
La situación demanda atención inmediata y una colaboración estrecha entre las autoridades sanitarias y los hospitales para evitar la propagación de esta peligrosa bacteria y proteger a los más vulnerables, especialmente a los niños en tratamiento médico. La comunidad médica y la sociedad en general deben mantenerse informadas y alertas ante esta crisis de salud pública.
