









En medio de las deportaciones de mexicanos desde Estados Unidos, el gobierno de Jalisco ha dado un paso significativo al presentar el programa «Jalisco con los brazos abiertos». Esta iniciativa busca no solo garantizar el respeto a los derechos humanos de los repatriados, sino también ofrecer una asistencia integral al momento de su retorno a la tierra natal.
El gobernador Pablo Lemus ha subrayado la imperiosa necesidad de tratar a los deportados con dignidad y respeto, alejándose de la estigmatización que a menudo se asocia con ellos. «Ver a estas personas como criminales sería un error. Muchos llegan dispuestos a trabajar y a contribuir a su país. Debemos evitar que la narrativa de la criminalización prevalezca», declaró Lemus, refiriéndose a las políticas migratorias del ex presidente estadounidense Donald Trump, que prometió una mayor represión contra los migrantes indocumentados.
El Instituto Nacional de Migración (INM) será el encargado de registrar a los deportados, pero el enfoque de la administración de Jalisco se centrará en la atención humanitaria. Andrea Blanco, coordinadora de Desarrollo Social, anunció la firma de un Memorándum de entendimiento con la Organización Internacional para las Migraciones, lo que permitirá establecer protocolos para brindar asistencia efectiva a los repatriados.
En una presentación sobre el impacto de la repatriación, el secretario general de gobierno, Salvador Zamora, destacó que desde la llegada de Trump al poder, más de 4,541 mexicanos han sido deportados, de los cuales 431 son originarios de Jalisco. Sin embargo, hasta ahora, ninguno ha regresado realmente a su estado natal. Esta situación se agrava con el hecho de que cerca del 70% de los repatriados intenta regresar a Estados Unidos, un reflejo del deseo de muchos de reunirse con sus familias y retomar sus vidas en el país vecino.
Zamora indicó que, aunque aún no se han implementado las estrategias específicas para la atención a repatriados, el gobierno estatal se mantiene alerta y preparado para enfrentar esta realidad. La incertidumbre y el miedo a la separación familiar son sentimientos comunes entre aquellos que buscan un futuro mejor, lo que resalta la complejidad del fenómeno migratorio en Jalisco.