





















Guadalajara se transformó en un vibrante escenario de color y alegría este fin de semana, al celebrar su tradicional desfile por el Día de Muertos, una festividad que une en un solo homenaje a los que han partido y a la comunidad que los recuerda con cariño. Con el emblemático Parque La Penal como punto de partida, miles de participantes se lanzaron a las calles, ya sea a bordo de vehículos temáticos, en remolques decorados, o marchando a pie, marcando el inicio de una celebración que retumbó en cada rincón de la ciudad.
El bullicioso evento comenzó a las 16:00 horas y se desplazó a lo largo de la avenida Francisco Javier Mina, concluyendo en la Rectoría General de la Universidad de Guadalajara. Este recorrido, lleno de simbolismo, fue el telón de fondo perfecto para que familias y amigos compartieran risas y recuerdos mientras rendían tributo a sus seres queridos.
Los participantes, ataviados con elaborados trajes y maquillaje festivo, transformaron el desfile en un espectáculo deslumbrante. Máscaras y vestuarios tradicionales, combinados con coloridos vehículos adornados con altares y motivos alusivos a la muerte, ofrecieron un festín visual que resaltó la esencia de la celebración. Entre los momentos más emotivos, se honró la memoria del icónico Vicente Fernández, sumando un toque de nostalgia y amor al evento.
Mientras avanzaban, catrinas, catrines y otros personajes festivos no se limitaron a caminar; danzaron al ritmo de música tradicional, lanzando dulces y sonrisas a los espectadores. La respuesta del público, entusiasta y llena de aplausos, creó una sinergia especial entre los participantes y la multitud, convirtiendo el ambiente en una verdadera fiesta.
Alrededor de las 18:00 horas, los primeros grupos culminaron su recorrido en la Rectoría General, donde una multitud ya los aguardaba, lista para capturar con sus teléfonos cada instante de esta emotiva celebración. Este desfile no solo fue una manifestación del respeto por la tradición, sino que también se erigió como un testimonio del profundo arraigo cultural del Día de Muertos en Guadalajara.
Con cada paso, el evento reafirmó el compromiso de la ciudad de celebrar su historia, conectando a las familias a través del amor y la memoria. La celebración de este año fue más que un homenaje; fue un reflejo del espíritu comunitario y del profundo vínculo que une a los tapatíos en esta fecha tan significativa, recordando que aunque la muerte es parte del ciclo de la vida, el amor y los recuerdos perduran eternamente.