
Con más de 200 kilómetros de costa bañada por el Océano Pacífico, Michoacán se consolida como un destino único donde confluyen surf de talla mundial, hospedajes sustentables y el avistamiento de tortugas marinas.
El surf se ha convertido en parte esencial de la identidad costera del estado. Playas como Río Nexpa y La Ticla atraen cada año a surfistas nacionales e internacionales gracias a olas que alcanzan hasta tres metros de altura en verano y que son escenario de torneos internacionales.
Pero la experiencia va más allá de las tablas: sitios como Palma Sola ofrecen cabañas rústicas y áreas de camping que invitan a reconectar con la naturaleza, mientras que proyectos como Maloca promueven el turismo sustentable con cabañas ecológicas, energía solar y baños de composta que nutren huertos locales.
El atractivo natural también incluye el arribo de tortugas marinas, con playas como Ixtapilla, Colola y Maruata como refugio de las especies golfina, laúd y negra. Cada temporada, miles de ejemplares llegan a desovar, regalando un espectáculo natural que ha posicionado a Michoacán como un santuario de conservación.
Entre olas, atardeceres y encuentros con la vida marina, las costas michoacanas se confirman como un paraíso donde el turismo de aventura y la conciencia ambiental caminan de la mano
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