La caída de la producción de casas habitación en el país, genera una fuerte presión para surtir de esta demanda que requieren las empresas internacionales que se asentarán en suelo nacional, llamado Nearshoring.
A decir del Banco Inmobiliario Mexicano, (BIM), desde antes de la pandemia, se registraba un descenso en el crecimiento del sector de la vivienda. Está industria ha dejado de construir una doscientas mil viviendas, número que complica la oferta de las mismas que rondan en medio millón de unidades.
Rodrigo Padilla Director General del BIM, adelanta que aunque «no es algo que se vaya a registrar de la noche a la mañana, se tienen que edificar las casas en el presente 2023, y esperar hasta año y medio para ver estas exigencias en el sector «.
Por cierto que el BIM tiene programada una inversión de 13 mil 500 millones de pesos para apoyar con créditos puentes a desarrolladores con el objetivo de edificar unas 12 mil 500 viviendas.
Resaltar que en 2017, la vivienda tradicional en México representaba el 11 por ciento del mercado que actualmente esta cifra alcanza los 18 puntos porcentuales.
Según datos proporcionados por el Banco Inmobiliario Mexicano, el fenómeno del Nearshoring estaría impactando a nuestro país en máximo cuatro años más.
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