El mundo entero se encuentra de luto tras el fallecimiento del Papa Francisco, líder espiritual de la Iglesia Católica y figura influyente a nivel global. Su muerte marca el fin de una era caracterizada por un papado centrado en la humildad, la justicia social y el diálogo interreligioso. Jorge Mario Bergoglio, primer papa latinoamericano y jesuita en la historia, será recordado por su cercanía con los más necesitados, su compromiso con el medio ambiente y su incansable llamado a la paz y la fraternidad.
Durante su pontificado, el Papa Francisco trabajó por modernizar la Iglesia, enfrentando con valentía temas delicados como los abusos clericales, la inclusión de las minorías y la necesidad de una economía más humana. Su legado espiritual y social perdurará como un faro de esperanza para millones de personas, creyentes y no creyentes por igual. La comunidad internacional y fieles de todo el mundo se unen en oración y agradecimiento por su vida y misión.
Tras su fallecimiento, el Vaticano ha convocado al Cónclave, la tradicional reunión de cardenales que elegirá al próximo Sumo Pontífice. El mundo católico observa con atención este proceso histórico, en el que se espera la elección de un nuevo papa que continúe el camino de renovación iniciado por Francisco. La elección representa no solo una transición espiritual, sino también una oportunidad para reafirmar los valores de unidad, servicio y esperanza en tiempos de incertidumbre.