Costalegre continúa consolidándose como uno de los destinos naturales más cautivadores del Pacífico mexicano y la Isla Cocinas, ubicada a pocos minutos en lancha desde Punta Pérula, se ha convertido en uno de sus mayores atractivos. Sus aguas cristalinas, arenas blancas y una atmósfera de absoluto silencio marino crean un entorno que invita a la pausa y a la contemplación. Durante el trayecto hacia este islote, es posible observar delfines y aves marinas que acompañan la navegación, como una antesala al paraíso.
El visitante encuentra en la isla un escenario sin construcciones, completamente dedicado a la naturaleza. Su biodiversidad destaca por peces multicolores, corales y crustáceos que habitan en aguas transparentes ideales para nadar o practicar esnórquel. Las fragatas, pelícanos y gaviotas sobrevuelan constantemente este refugio, lo que convierte cada rincón en una postal viva que celebra la armonía entre mar y vida silvestre.
La experiencia se extiende más allá del islote. En Punta Pérula, el ritmo cotidiano transcurre a la par del mar, con pescadores preparando sus embarcaciones al amanecer y visitantes que recorren la playa con calma, acompañados por el aroma de mariscos frescos. El pueblo ofrece una bienvenida cálida y auténtica, propia del México costero, que invita a quedarse para disfrutar sin prisas de los atardeceres frente al Pacífico.
Desde Punta Pérula hasta las bahías de Chamela y Tenacatita, Costalegre se presenta como una región para quienes buscan desconexión total y una inmersión en escenarios naturales poco explorados. Sus playas vírgenes, hospitalidad local y entorno preservado confirman que la belleza se encuentra en lo auténtico. Isla Cocinas simboliza esa esencia: una escapada sensorial donde el paraíso no se busca, se encuentra.