Dom. Jun 1st, 2025
Aldo Sanchez

Fotografía: Aldo Sánchez

Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó que exista riesgo de un “retroceso democrático” en las próximas elecciones como lo consideró la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) alertó que la actividad ilícita de cárteles y bandas delictivas relacionada con la elaboración y el tráfico de drogas sigue generando altos niveles de violencia, principalmente en homicidios dolosos.


La tasa de víctimas sigue estando entre las más altas del mundo destacó en su informe anual correspondiente a 2023, publicado este martes, pese que los asesinatos en el país “han disminuido ligeramente”, destacó el organismo encargado de vigilar el uso de drogas en los países miembros.
El informe, elaborado con base en los reportes entregados por los países miembros, la Junta Internacional advirtió que la crisis de opioides sigue teniendo graves consecuencias en los países de América del Norte, principalmente en los Estados Unidos, donde son cada vez más las muertes por intoxicación por opioides relacionados con fentanilo, fabricado mezclado con otras drogas sintéticas.


En este contexto, el CEM consideró que las elecciones no se desarrollan en el mejor escenario debido a problemas de inseguridad y migración en el país, pero el Presidente evitó polemizar y aseguró que tienen razón “porque no se puede después de siglos de opresión, injusticias, privilegios, corrupción, no se puede de la noche a la mañana cambiar esa realidad. Estamos iniciando una “vida en democracia”, según dijo.
Solo que el informe de JIFE señala todo contrario y advierte que, “La fabricación y el tráfico ilícito de drogas por cárteles y grupos delictivos siguen contribuyendo a la existencia de altos niveles de violencia en México.


Según datos de la UNODC, si bien las tasas de homicidio intencional en el país han disminuido ligeramente en los últimos años, la tasa de homicidios sigue estando entre las más altas del mundo: en 2021 se registraron más de 28 homicidios por cada 100 mil habitantes. Los datos disponibles correspondientes a 2022 y 2023 indican que las tasas de violencia y homicidios en el país se han mantenido en los niveles de 2021”, señala el informe.


Lo contradictorio en este escenario es que López Obrador dice que “Estoy de acuerdo en que ‘por el bien de todos, primero la democracia’ porque es ‘por el bien de todos, primero el pueblo’, la democracia es el pueblo. Y lo otro, aunque no estoy de acuerdo en que vaya a haber retroceso democrático, yo respeto ese punto de vista. No estoy de acuerdo, pero lo respeto. Y tiene todo el derecho de manifestarse”.
Lo cierto es que el mensaje político de López Obrador es calculador, ambivalente y vago tomando en cuenta que la Iglesia católica –ocho de cada 10 mexicanos, según el INEGI, son católicos– no opera de manera corporativa induciendo el voto, pero su discurso ha cambiado la narrativa, debido a la violencia en el país.


Y lo hace, porque de acuerdo a Alejandro Díaz Domínguez, politólogo y profesor del Tecnológico de Monterrey, en un análisis publicado por el CIDE en 2020, “esa estrategia, deliberada o inconscientemente, parece haber tenido éxito atrayendo a numerosos votantes religiosos a favor de López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018”. Tomando como base una encuesta poselectoral de la Confederación de Escuelas Particulares, Díaz Domínguez encontró que el apoyo de los católicos que asistieron ese año a misa subió en 52 puntos.


Por eso el presidente, ahora en época electoral, es muy cuidadoso con los jerarcas católicos y que han dicho en tono de queja cómo López Obrador no quiso reunirse con ellos, hasta recientemente, y cómo privilegiaba el apoyo a un sector de evangélicos por sobre los católicos incluso el presidente se ha negado a reunirse con ellos al señalar que cómo “si son nuestros enemigos” y así los ha tratado.
Lo cierto es que el contexto donde la política de López Obrador ha llevado a la pérdida de la salud democrática nacional por sus tendencias autoritarias, las palabras de la jerarquía eclesiástica pueden interpretarse como un posicionamiento contra los objetivos políticos del Presidente y esto, quizás, se verá, reflejado en las próximas elecciones.

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