Enclavado entre la sierra de Santa Clara y los cerros de la Cantera, el Pueblo Mágico de Santa Clara del Cobre, en Michoacán, deslumbra a visitantes con el sonido del martillo, la calidez de su gente y la belleza única de sus artesanías. Este rincón de historia y cultura ha hecho del cobre un estilo de vida, una herencia viva que se transmite de generación en generación desde tiempos purépechas, consolidándose como uno de los mayores referentes artesanales del país.
El legado artesanal se exhibe con orgullo en cada rincón del pueblo. Desde tiendas llenas de creaciones únicas hasta el Museo Nacional del Cobre, donde se pueden admirar piezas galardonadas y ser testigo del proceso de forjado en vivo. Los talleres y escuelas de artesanos permiten a los visitantes vivir de cerca esta tradición, ya sea aprendiendo a martillar el metal o admirando obras que fusionan historia, técnica y arte popular.
Más allá del cobre, Santa Clara del Cobre ofrece experiencias que van desde recorridos históricos por templos y capillas coloniales hasta momentos de esparcimiento en el cercano lago de Zirahuén. La Feria Nacional del Cobre, celebrada en agosto, es una cita imperdible para conocer lo mejor del talento artesanal local. Y para quienes buscan aventura, hay opciones como tirolesa, kayak, senderismo y ciclismo de montaña, rodeados de naturaleza michoacana.
Por supuesto, el sabor también tiene su lugar en esta tierra. La gastronomía local conquista con platillos como las tortas de tostada, los charales fritos, las enchiladas con mole y el borrego horneado. Santa Clara del Cobre no es solo un destino turístico, es un emblema de identidad mexicana, un sitio donde el arte, la historia y la tradición vibran al ritmo del martillo que transforma el cobre en patrimonio vivo.