










En el marco de FIL Pensamiento 2025, la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú hizo un llamado a niñas y adolescentes indígenas a continuar con la lucha por la dignidad, la defensa cultural y el liderazgo comunitario, durante la mesa “El poder de las voces indígenas: niñas y adolescentes indígenas como agentes de cambio”, realizada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El diálogo puso en el centro la importancia del relevo generacional y del fortalecimiento de las lenguas, tradiciones y saberes que sostienen a los pueblos originarios.
La sesión reunió a voces jóvenes que compartieron los desafíos que enfrentan en contextos marcados por la discriminación, el desplazamiento y la falta de oportunidades, pero también su determinación por mantener vivas sus identidades. La mazahua Natalia Velázquez, de 16 años, destacó que habitar “dos mundos” no debe implicar renunciar a su lengua ni a su comunidad; mientras que la joven wixarika Anahí Carrillo, de 13 años, habló del impacto del desplazamiento laboral en sus familias y de su aspiración a convertirse en abogada para defender los derechos de su pueblo. Ambas coincidieron en la importancia de espacios de escucha que reconozcan la dignidad de las comunidades.
Acompañados por especialistas y representantes de organismos internacionales, como UNICEF, los participantes señalaron que la representación de las culturas indígenas en ámbitos artísticos, educativos y de toma de decisiones sigue siendo insuficiente, pese a la enorme diversidad lingüística y cultural del país. Menchú subrayó que la alfabetización tardía, la escasez de escuelas multiculturales y la persistencia de miradas colonialistas dificultan el desarrollo pleno de la niñez indígena. “Lo ideal —dijo— es unir los dos mundos sin desaparecer ninguno”.
En medio de reflexiones sobre identidad, justicia social y futuro, las ponentes jóvenes pidieron respeto hacia las comunidades y una visión que no reduzca su presencia a un elemento folclórico. “Nuestra vestimenta y lengua son sagradas”, expresó Natalia al pedir que se normalice la participación de niñas indígenas en espacios públicos y de opinión, reivindicando su derecho a habitar su propio territorio sin ser vistas como ajenas.
En el cierre de la mesa, Menchú invitó a los jóvenes a involucrarse desde ahora en temas políticos, culturales y comunitarios, recordando que lo que se decide en el presente impacta directamente en su futuro. Pidió dejar atrás el paternalismo para construir relaciones basadas en la igualdad y el reconocimiento mutuo. “El liderazgo no espera invitación”, afirmó, al insistir en que la humanidad y el respeto deben ser el lenguaje universal que guíe a las nuevas generaciones.
