
En Michoacán, conocido como “el alma de México”, se encuentra uno de los tesoros naturales más impresionantes de la región: los Chorros del Varal, una serie de cascadas de hasta 40 metros de altura rodeadas de abundante vegetación y un ambiente de tranquilidad. Este paraíso, ubicado a 14 kilómetros de los municipios de Los Reyes y Peribán, es considerado un sitio ideal para quienes buscan experiencias al aire libre.
El área forma parte de un espacio natural protegido de más de 72 hectáreas, donde se resguarda un ecosistema rico en bosque mesófilo. Para llegar hasta el fondo del barranco, los visitantes descienden 786 escalones que permiten admirar el agua brotando de grietas alimentadas por un río subterráneo, un espectáculo que envuelve en misterio y fascinación.
Una vez abajo, el recorrido ofrece dos caminos: relajarse en la orilla del río con un picnic y el sonido de la corriente o bien subir hasta el mirador, considerado el mejor punto para apreciar la majestuosidad de las cascadas. Además, el área permite practicar senderismo, observación de aves y explorar la diversidad de flora y fauna, donde destacan especies como el venado cola blanca y el puma.
Este año, los Chorros del Varal celebraron el 21 aniversario de su declaratoria como Área Natural Protegida, consolidándose como un destino que combina aventura, conservación y turismo sustentable. Con su infraestructura básica para recibir visitantes y su riqueza natural, este rincón michoacano se reafirma como una joya que conecta a los viajeros con la esencia de las tierras purépechas.