
Los adultos mayores son una población muy importante para la sociedad ya que representan sabiduría, valores, experiencia, apoyo y amor. En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN), para el segundo trimestre de 2022 se estimó que había 17 millones 958 mil 707 personas de 60 años y más, lo que representa el 14 % de la población total del país.
Para muchos adultos mayores su día a día consiste en diversas actividades rutinarias como tomar el desayuno en casa o salir a caminar al parque en donde han llegado a convertirse en una categoría especial, considerados como ciudadanos de segunda clase en la mayoría de los casos, olvidados en el tiempo y el espacio ante un mundo que avanza aceleradamente, que no se detiene, implacable y algunas veces, indolente.
Estas personas de la tercera edad (los abuelitos, como se les llama coloquialmente) que llevan en su corazón la pesada carga de creer y sentir que han dejado de ser útiles a sus familias, a sus comunidades, a la sociedad a la que pertenecen y a la cual, en otro tiempo, le dieron sus mejores años. Una carga que, si no la comparten, procesan o asimilan, termina por doblegar su ánimo, su esperanza y finalmente su espíritu, sumado al detrimento en la calidad de vida que muchos de ellos experimentan.
La población adulta ha crecido en los últimos años y en el 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba que la población de la tercera edad habría alcanzado la cifra de 1,400 millones a lo largo y ancho del planeta. En el año 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más y se espera que para el 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayor a 60 años llegará a ser del 22%, estimando que el 80% de ellos vivirá en países de bajo o mediano ingreso.
Envejecer no es algo que debería reducir las posibilidades de continuar creciendo y aprendiendo en la vida. Envejecer con dignidad debe ser el resultado de un proceso de reflexión y autoconocimiento profundo, donde cada paso que dé un adulto mayor en el camino de la tercera edad, le permita seguir auto descubriéndose, reinventándose y encontrando formas creativas e innovadoras de enfrentar la vida con alegría, positivismo y entusiasmo, porque al final de cuentas, se trata de buscar la felicidad en todas las etapas de nuestra vida.