Fotografia: Redaccion RI.
Zurich Suiza.- La FIFA ha hecho oficial la designación de Arabia Saudita como la sede del Mundial 2034, una decisión que ha encendido un intenso debate a nivel global. A pesar de que el país árabe fue el único candidato en la carrera por albergar el torneo, esto no ha restado importancia a las preocupaciones que rodean la elección. En un contexto internacional donde los derechos humanos, la inclusión y la diversidad son temas de creciente relevancia, la decisión plantea serias interrogantes sobre la compatibilidad de los valores de la FIFA con la realidad social del pais arabe.
Los derechos humanos en el país es motivo de preocupación. A pesar de los avances en algunas áreas, las limitaciones en los derechos de las mujeres y la casi inexistente protección de los derechos de la comunidad (LGBTTQ+) generan un choque evidente con las expectativas de inclusión que se promueven en el ámbito deportivo.
La libertad de prensa se encuentra restringida, lo que agrava la desconexión entre los principios defendidos por la FIFA y el entorno en el que se desarrollará el torneo.
Con la confirmación de la sede, Arabia Saudita ha presentado ambiciosos planes de infraestructura, que incluyen la construcción de al menos ocho nuevos estadios y la remodelación de siete más, con el Estadio Rey Salman en Riad como el epicentro del evento.
Esta inversión busca no solo modernizar la infraestructura deportiva, sino también atraer la atención mundial y posicionar al país como un nuevo referente en el mundo deportivo.
Esta liga de Arabia Saudita ha ganado notoriedad internacional gracias a fichajes de renombre, como el del portugués Cristiano Ronaldo, lo que ha llevado a un aumento en la visibilidad del fútbol en la región. Sin embargo, el país enfrenta el desafío de sus extremas condiciones climáticas, con temperaturas que pueden alcanzar los 43°C, lo que plantea preocupaciones sobre la comodidad y seguridad de los aficionados durante el torneo de Futbol
La FIFA también ha revelado que el Mundial 2030 se llevará a cabo en un formato inédito, con partidos distribuidos entre España, Portugal y Marruecos, mientras que los encuentros inaugurales se realizarán en Paraguay, Uruguay y Argentina. Este anuncio marca un hito al conmemorar el centenario del primer Mundial, pero la mirada ahora se centra en cómo Arabia Saudita asumirá la responsabilidad de albergar un evento de tan magnitud.
