





La construcciòn de la presa El Zapotillo ha generado una sombra de incertidumbre y angustia en las comunidades de Temacapulòn, Acasico y Palmarejo. Sin embargo, la reciente resoluciòn del conflicto, que prometeel desarrollo de la megaobra sin inundar estas localidades, marca un capitulo en la bùsqueda de la paz y tranquilidad de sus habitantes.
Investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) han estado trabajando arduamente para identificar y atender las profundas afectaciones psicosociales que los pobladores. A través del proyecto “Abordaje psicosocial de las comunidades afectadas por el proyecto El Zapotillo”, liderado por el Centro Universitario del Norte (CUNorte), se han documentado niveles alarmantes de ansiedad, estrés y otros trastornos mentales entre los habitantes de estas comunidades.
“A cinco años del inicio del conflicto, encontramos que entre el 70 y el 80 por ciento de la población presentaba altos niveles de ansiedad y estrés postraumático”, compartió Gastón Gutiérrez Rosete Hernández, investigador en el CUNorte. El desgaste del tejido social, producto de la tensión generada por la amenaza de desalojo y las divisiones internas, se tradujo en un incremento de consultas en los centros de salud de la región.
No obstante, tras la firma de un acuerdo con el actual gobierno federal, los pobladores están comenzando a retomar el control sobre sus vidas. La apuesta por la recuperación de su cotidianidad y la reconstrucción de vínculos sociales es el nuevo horizonte hacia el que se dirigen.
Desde un enfoque multidisciplinario, la UdeG ha contribuido a que el acompañamiento psicosocial, antes informal, se institucionalice dentro del Plan de Justicia para los Pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. Este esfuerzo ha permitido que especialistas en salud mental realicen un peritaje, que ha servido como sustento en diversos juicios de amparo promovidos por los pobladores.
El Rector del CUNorte, Uriel Nuño Gutiérrez, resaltó la importancia de este proyecto como modelo para abordar conflictos socioambientales en el futuro. “Es una prueba del compromiso de la UdeG con la sociedad y el bienestar comunitario”, afirmó.
Elvia Delgado Rodríguez, responsable técnica del proyecto, destacó que su labor ha consistido en entender cómo la imposición de megaproyectos ha afectado la vida de las personas. Desde el inicio de las iniciativas en 2022, las actividades han evolucionado, incorporando metodologías participativas como espacios de escucha activa, actividades lúdicas y recorridos etnográficos.
Claudia Gómez Godoy, encargada federal del proyecto El Zapotillo, enfatizó que la colaboración entre la academia, la sociedad civil y el gobierno federal es clave para mejorar la calidad de vida de los afectados. “Este proyecto tiene todos los elementos de cómo hacer las cosas bien, trabajando desde las comunidades”, concluyó.
Con la esperanza renovada, las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo se encuentran en un proceso de reconstrucción.