Fotografia: Redaccion RI.
El huracán «John» se ha intensificado a categoría 1 en la escala Saffir-Simpson y avanza con un rumbo potencialmente devastador hacia las costas de Oaxaca y Guerrero. Las proyecciones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) indican que este fenómeno puede alcanzar la categoría 3 antes de tocar tierra, lo que representa un riesgo considerable para la población de las regiones afectadas.
Hasta el mediodía de hoy, el sistema se encontraba a 135 kilómetros al sur de Punta Maldonado, Guerrero, y a 160 kilómetros al oeste-suroeste de Puerto Escondido, Oaxaca. Según el SMN, la amplia circulación de «John» provocará lluvias intensas, con acumulaciones extraordinarias en el sur y sureste del país. Se emitieron alertas de lluvias torrenciales para Chiapas, y un panorama de fuertes precipitaciones para el centro y oriente de México.
Los especialistas coinciden en que «John» es un fenómeno a tener en cuenta, ya que se espera que este mismo lunes alcance la categoría 2 y se acerque aún más a su fase más peligrosa al convertirse en categoría 3 justo antes de su llegada a tierra. Para mitigar riesgos, se ha establecido una zona de prevención de huracán que abarca desde Punta Maldonado hasta Bahías de Huatulco, así como áreas cercanas que podrían experimentar efectos de tormenta tropical.
La población de Oaxaca y Guerrero se enfrenta a un escenario climático extremo, con pronósticos de lluvia que podrían superar los 250 mm. Además, las condiciones de viento son igualmente alarmantes, con rachas que alcanzan hasta los 165 km/h y oleaje de hasta 5 metros en la costa oaxaqueña.
Las autoridades locales y la protección civil han hecho un llamado urgente a la comunidad para que extremen precauciones. Las recomendaciones incluyen evitar áreas propensas a inundaciones, mantenerse alejados de la costa y seguir las instrucciones emitidas por las autoridades pertinentes.
En medio de la inminente embestida de «John», las comunidades de la región se preparan para enfrentar un desafío sin precedentes en las próximas horas. La historia ha mostrado que la prevención y la respuesta rápida son esenciales ante la llegada de fenómenos naturales de esta magnitud. Estar informados y preparados puede marcar la diferencia en la seguridad de las familias y en la mitigación de daños.